Me dijo que sí nos veríamos así que me apresure. Me bañe, me puse ropa que creí que me venía bien y me maquille de modo tal que mis ojos verdes resaltaran. Llovía y el café esta a un par de calles, pero como no quería arruinar mi atuendo le pedí a mi papá que me llevara hasta allá. Mientras más me acercaba más rápido latía mi corazón.
Llegué muy sonriente aun con el cabello mojado y lo encontré entre toda esa gente ruidosa con su pequeña taza de expresso. Le di una gran sonrisa y él solo esbozo una mueca. No supe como empezar una conversación así que sólo me disculpe por llegar un poco retrasada. Observé que me miró con una expresión de nostalgia y luego miró mi bolso del que sobresalían dos folders verde tamaño oficio.
Finalmente pensé que no debía dar rodeos, así que saque un folder y se lo entregue.
-En realidad no quiero hablar sólo de los niños, quiero hablar de nosotros y pues todo repercute en ellos. Es el convenio del divorcio, le dije mientras indicaba a la mesera que no quería nada.
- Ah si yo también lo estaba viendo.
Sentí que me hundía en la silla, pensé tanto en ese momento, el momento en que creí que me diría, fla lo he pensado y creo que deberíamos de estar juntos de nuevo.
Sin embargo no fue así y nos limitamos a llegar a acuerdos sobre los niños, tiempo, dinero, lugar de vivienda, etc.
Me contó que le va muy mal, que no puede dar más dinero a los niños que venderá el carro y la moto y que en general no esta bien.
Yo también platique un poco de lo que ha sido de mi estos dos meses y de los planes que tengo para los niños y para mí.
Cuando terminamos de leer el convenio pidió la cuenta, se levanto y le dije que contaba conmigo y que esperaba que todo estuviera bien. Se puso el casco de la moto, se subió en ella y se fue.
Yo me quedé llorando y la lluvia que caía sobre mi atuendo y mi maquillaje impecable no parecía importarme ya. Sentía que no podía dar un paso, como si me hubieran clavado afuera del café. Así que sólo pude marcarle a mi papá y pedirle que fuera por mi.
Subí a la camioneta y no pude ni contestarle a papá porque el llanto no me dejaba. Entré a casa y todos guardaron silencio cuando escucharon mi llanto. Tuve que contenerme rápidamente porque mi pequeño Leo estaba tomando la merienda en la cocina.
Me sentía como si me hubieran golpeado con un mazo en la cabeza, sólo quería dormir y así lo hice, ya no bañe a los niños ni prepare las maletas para que al otro día se los llevara su papá.
Me acosté recordando cuando me prometió por messenger que si me tomaba un café con él me dejaría en paz y en realidad me pidió que fuera su novia.
Después de 4 meses de nuestra ruptura como novios me pidió un último café para despedirnos y fue allí cuando me pidió que fuera su esposa.
Y ahora yo lo llevé hasta un café para pedirle el divorcio.