domingo, 15 de octubre de 2023

Todo cae por su propio peso

La vida es un gran rompecabezas en el que no debemos empeñarnos en  obligar a las piezas a encajar, solitas se acomodan. 


Así lo creía y ahora lo he confirmado por eventos que han acontecido en mi vida. 

Antonio se va a separar de su pareja, el gusto le duro solo este año que agoniza igual que su relación. No me da gusto, al contrario, lo lamento por el. Pero recuerdo lo mal que la pase a principio de año con los niños por esa decisión de su papá. Leo ilusionado con una vida en la que su papá estaba presente y Mario Iván ya se andaba acostumbrando. Ahora él empieza de cero y se que de nuevo no va a buscar a los niños. Lo importante para mí es que deje que las cosas ocurrieran, no les hable mal de su papá ni de ella y si más adelante no vuelven a creer en él, yo estaré con mi conciencia tranquila. 

El divorcio por fin después de cuatro años empieza a tomar forma, ya di el primer pago a la abogada y conseguí los papeles que necesita. El más difícil fue el status de deuda de la casa, y digo difícil porque se lo tuve que pedir a Antonio. Ya que lo que me correspondía pagar a mi ya esta cubierto desde hace tiempo y sale en ceros. 

Fue una gran desilusión que mi casa ya supere el precio de las casas de por allí. Es una cantidad que no puedo pagar por más esfuerzo que haga. Los intereses de 6 años que Antonio no ha pagado, la han dejado en una situación de la que no puede ser rescatada. Me dio rabia conmigo por confiar en él, por no tomar las riendas desde un principio y exigirle que pagara su parte. 

Me tranquilizo y pienso que si ya no puedo solucionarlo, vea lo positivo y tal vez el divorcio sea más rápido y económico sin bienes que pelear. 

Con todo este enojo , más muchas cosas que he recordado de Antonio, ahora si estoy convencida que es alguien que no me hace bien, ya me lastimo demasiado. Así que me pondré muy pilas para que en el convenio de divorcio todo quede tan claro que ya no haya necesidad de hablar, ni mandar mensaje ni nada. Fuera de mi vida. 

Mario Ivancito y Leo han estado groseros y flojos, he tenido días muy malos en que solo me consuela el hecho de estar sola y llorar. Me siento mala madre, permisiva y sin valor para ellos. 

Han pasado los días y también he tratado de relajarme, el mayor problema es que no quieren ir a kumon. Mario Iván lleva dos años y Leo uno. Creo que es momento de darme por vencida y dejar de obligarlos. Buscar lo positivo también, es un gasto fuerte y me quita casi todas las tardes, lo que aprovecharon ya lo aprovecharon. A veces hay que saber retirarse a tiempo. 



A.B. me mando "A la chingada" hace una semana. En México eso es muy común, pero en mis relaciones siempre ha mantenido el respeto. Así que para mi ya fue suficiente para romper la delgada línea del respeto. 

Esa mandada a la chingada estuvo acompañada de una serie de reclamos e insultos. "soy tan, tan egoísta, berrinchuda y caprichosa, todo lo quiero a mi modo" Dice que ya no puede más con la situación. 

Mi primer pensamiento fue esta bien " que a la chingada sea". Además que yo también me siento desgastada de tanto ir y venir y de tanto pleito. Ya hace tiempo me hice a la idea que nunca nos compartiríamos un hogar, pues su miedo al compromiso y su apego a su familia lo impide. Después de muchas peleas fui entendiendo que tampoco estábamos bien como pareja, así que solo quedaba la posibilidad de amantes. Después de esas palabras perdí toda ilusión de cualquier cosa. 

Me imagine que sería muy muy complicado ya que por cuestiones laborales nos tenemos que ver. Sin embargo se disculpo y yo creí que lo mejor era ser cordiales por el trabajo y quizá con el tiempo podíamos retomar la buena amistad. Aunque con ningún ex lo he intentado. 

Este fin me invito un café y ayer fuimos a una fiesta que previamente nos habían invitado. Creí que la tensión sexual, los reproches o los enojos no nos permitirían pasarla bien. Pero me equivoque, fue como al principio, pasarla muy bien, reír, platicar, todo maravilloso. 

No se que vaya a pasar mas adelante, aunque yo no espero nada ni pido nada, como lo dije al principio, dejare que todo se acomode.